"El arte, el juego y la palabra comprometen aquello que devela nuestra singularidad como personas, centran en un eje intrínsecamente humano y resultan inherentes a las posibilidades de la condición humana. Nos distinguen en nuestra humanidad. [?] La enseñanza de las experiencias estéticas, del juego, resultan un modo privilegiado de activar simbólicamente las capacidades del niño." De este modo, Elvira Rodríguez de Pastorino se refiere al sentido de la obra en su prólogo. Y agrega: "Las instituciones deben asumir la responsabilidad de presentar a los niños, mecerlos y poner a su disposición experiencias estéticas y juego". En Experiencias estéticas en los primeros años es el adulto quien vincula al niño con experiencias sensibles: con la imagen, el movimiento, la música y la palabra con sentido "bello". Así, se establece entre el pequeño, la obra y el adulto un "triálogo" que arma la trama de la enseñanza. La senda que recorre el texto permite a los educadores adentrarse en algunas reflexiones necesarias a la hora de propiciar en los niños pequeños experiencias que se conviertan en tiempos de "fiesta", de romper con lo cotidiano para maravillarse con un tiempo estético. La presente obra está dirigida a adultos educadores, docentes de nivel inicial en formación, docentes en ejercicio, formadores, capacitadores y todos aquellos que se ocupan y vinculan con la enseñanza de niños menores de 3 años. Aporta relatos de experiencias, propone formas de enseñar los distintos lenguajes artístico-expresivos y de diseñar propuestas de enseñanza para las salas de bebés y niños de 1 y 2 años.
